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29 marzo, 2024

Vivir Bien

Prevenir hoy para vivir bien mañana…

Actos antisociales en casa o en la escuela. Considerado un caso de transgresión en forma individual, la negociación es igualmente efectiva.

Por: María Elena Castro Sariñana 

Actos antisociales en grupo fuera de casa. En la adolescencia el grupo de iguales es fundamental para la socialización. Sin embargo, cuando se ejerce un liderazgo negativo en dichos grupos, pueden facilitarse actos antisociales grupales que requieren atención por parte de los padres en el hogar.

Un aspecto que merece dejarse claro es que los terapeutas de adolescentes sabemos que en la mayoría de los casos los menores con ciertas conductas antisociales de desafío a la autoridad y de transgresión de normas disciplinarias muestran una gran flexibilidad al ser escuchados y atendidos en sus razones, esto es, reaccionan rápidamente a la negociación. Paradójicamente el chico rebelde esta de alguna manera pidiendo limites a sus padres, esos límites que no encuentra en su grupo de pares.

Y así, cuando se dan clara cuenta de las cosas, aceptan las consecuencias o las sanciones establecidas. Es decir, los padres no deben de angustiarse sino actuar preventivamente, pues en la tendencia a formar grupo, se tiene también un potencial de recursos y aprendizajes que encauzan la energía de los jóvenes a la sana competencia, al trabajo comunitario y otras formas positivas de asociación y despliegue de actividad propia de la edad.

Actos antisociales en casa o en la escuela. Considerado un caso de transgresión en forma individual, la negociación es igualmente efectiva. Por ejemplo, si un joven llega más tarde de lo debido según la regla de juego establecida y se le regaña porque transgredió la norma. Aunque él explica y justifica que fue porque tal o cual, se establece que si reincide tendrá un castigo (“si mañana no vuelves a la hora convenida, pasado mañana regresaras una hora antes”).

El chico normal acepta que cometió una falta y la sanción correspondiente y sin problema. Otro, con tendencias problemáticas, buscará la manera de seguir transgrediendo sin acatar las normas establecidas (hoy te tocará lavar los platos” o “ya es hora de dejar tu celular”) hasta podrá reaccionar con burla o respuestas con ironía o de otro tipo impulsivamente. Con menores en esta situación es justamente con quienes se debe poner en práctica el arte de entender la transgresión, de comprender que esta violación a las normas es un síntoma de algo más profundo.

Percatarse de ello debe iniciar la búsqueda del significado de su conducta, la comprensión de lo qué le pasa, de lo que ocurre en su vida personal o en el clima social o en el hogar, que motiva ese comportamiento; y de actuar rápidamente incluso recurriendo a un profesional. Imponer el respeto por los límites y a los padres y actuar sobre la problemática que está detrás, esas es la clave.

Debe ser entendido y atendido el asunto de fondo conservando límites. La clave es entonces negociar, y permanecer en el lugar de padres no juzgar, la clave es que los padres muestren a sus hijos sus recursos de crecimiento y recuerden que los padres siempre están uno arriba de los hijos sin autoritarismo y sin pretendida igualdad.

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