Síguenos

¿Qué estás buscando?

26 abril, 2024

Cancún

Año Nuevo para la Cultura Maya

El Calendario Maya carecía de día o fecha estipulada para celebrar el año nuevo

CANCÚN, Q. Roo.- El calendario maya carecía de día o fecha estipulada para celebrar el año nuevo: sí tenía 365 días, pero no poseía de los llamados años bisiestos, utilizados en el calendario gregoriano; fue tras la conquista de los que las comunidades comenzaron a sumarse al festejo como lo conocemos hoy día, cada 31 de diciembre.

Así lo asegura, el investigador mayista, Fredy Poot Sosa.

Al carecer de años bisiestos, cada año nuevo nacía en una fecha diferente, que se trasladaba conforme pasaban los años: ‘existen estudios que buscan determinar si había una fecha de uso común entre las sociedades prehispánicas para festejar el inicio de un nuevo año; se estima que julio era el mes indicado, pero’ no hay nada claro, no se ha podido esclarecer.

El pasado 27 de julio se celebró el Año Nuevo Maya, según el calendario ‘Haab’, el cual bifurca al ciclo en un total de 18 meses de 20 días más cinco días más llamados ‘aciagos’; lo dicho se celebró gracias a la iniciativa de la asociación civil ‘Proyecto Baktún’, con la idea de celebrar el Año Nuevo Maya, tras unos 500 años de no hacerse una ceremonia de este tipo”.

Poot Sosa advirtió que, aunque se haya elegido determinado día, conforme pasen los años y como sucedía en época en la que vivían los mayas, la fecha de inicio de un nuevo ciclo se modificará, porque no se ha encontrado alguna fórmula que permita realizar los ajustes que sí facilitan los años bisiestos; en este sentido, dijo que entre los mayas contemporáneos:

Todavía perduran elementos como una mayor espiritualidad en el culto a los muertos que en los festejos navideños; los mayas también celebran el 24 y 31 de diciembre, pero si se quiere hablar de manifestaciones de fervor y espiritualidad, esas se ven con mayor intensidad cuando se recuerda a los muertos”, explicó.

Los secretos de Kukulkán

Tras el descubrimiento de una segunda subestructura al interior de la pirámide, investigadores señalan que hay otros misterios en la ‘serpiente emplumada’ de Chichén Itzá.

Advertisement. Scroll to continue reading.
[adsforwp id="243463"]

La pirámide de Kukulkán, ubicada en la zona arqueológica de Chichén Itzá, guarda aún muchos secretos que científicos mexicanos se han dado a la tarea de revelar.

El reciente descubrimiento de una segunda subestructura al interior de la pirámide, y el anterior hallazgo de que fue edificada sobre un cuerpo de agua, han abierto la posibilidad de profundizar sobre el periodo en el que vivieron los llamados Mayas puros y su desaparición.

Chichén Itzá, hoy Patrimonio Mundial de la Humanidad, y que se encuentra al norte de la península de Yucatán -famosa por la caída del meteorito Chicxulub que se cree propició la extinción de los dinosaurios- fue fundada en el año 525.

Entre pozos de agua y cenotes, la ciudad conserva vestigios del avance que alcanzaron los Mayas en arquitectura, diseño, matemáticas, y la medición del tiempo. Su mayor tesoro es la pirámide dedicada al dios Kukulcán -serpiente emplumada- asentada en una plancha de 55 metros y una altura de 24 metros.

En los años 30 se encontró una primera subestructura dentro de la pirámide, y en agosto de 2015 se descubrió que está construida sobre una oquedad: un cuerpo de agua o cenote, que de norte a sur mide 25 metros y en su parte más alargada 30 o 35, con una profundidad de más de 20 metros. (Redacción / QUINTANA ROO HOY)

Te puede interesar

Advertisement