CANCÚN,QuintanaRoo.-José recuerda con angustia su visita el pasado sábado a la Gran Plaza de Cancún en donde se registró la ejecución de tres personas, entre ellos, un menor de edad. ´Todavía no comprende lo que pasó y mucho menos en que momento este centro vacacional se convirtió en un campo de batalla en donde lo que menos interesa son la vida de los civiles´, dijo.
Señaló que ya nada es igual desde ese día cuando vio de cerca la angustia en el rostro de cientos de personas que corrían despavoridos buscando un lugar seguro.
Cuando habla de lo acontecido respira de forma agitada e incluso llora.
Según expertos, lo que José como muchos de los cancunenses que vivieron lamentables hechos, vive con trastorno de estrés postraumático (TEPT).
Al respecto, la directora de la asociación civil, Acción Social Ciudadana (Asociac), Brasilia Madera, indica que el 57% de la población adulta en México y por consecuencia en Cancún manifiesta como su principal preocupación el tema de la inseguridad, seguida del desempleo y la pobreza, según la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública.
La psicóloga de profesión indicó que se ha pasado de ejecuciones que originalmente eran el tiro de gracia en la frente, a asesinatos donde las víctimas se encuentran encobijadas, en tambos con ácido, mutiladas o decapitadas y sobre todo con muchos testigos.
Resalta que los niveles de crueldad generan terror psicológico en la población.
Madera Sarabia indica que muchos ciudadanos basan su miedo en la creencia de que van a sufrir un daño directamente, en vez de pensar que están en una situación posible de sufrirla.
inseguridad y cambio
“Hay un temor en la población. Los cancunenses están viviendo en psicosis y estrés postraumático. La inseguridad no solamente está quitando vidas sino que también está trastocando a la ciudadanía que nada tiene que ver”, dijo.
Aparte de las consecuencias para la sociedad como no salir de casa, en lo individual, la exposición a los eventos traumáticos puede derivar en la parálisis de alguna extremidad o pérdida de sensibilidad en alguna parte del cuerpo.
Otros síntomas potenciales son convulsiones, amnesia, dificultad respiratoria, crisis de ansiedad, pérdida de alguno de los sentidos, debilidad, palpitaciones, pérdida de peso, diarrea, hinchazón abdominal, vómitos o estreñimiento.
Dijo que como consecuencia de estos incidentes y debido a que no pueden acostumbrarse a la violencia, las personas muchas veces optan por cambiar de residencia.
Sin embargo, quienes no tienen esta posibilidad, están expuestos a desarrollar trastornos mentales agudos como el estrés postraumático, que afecta gravemente la calidad de vida.(Manuel Sánchez/QUINTANA ROO HOY )
