He aquí navegando en los fantasmas marinos del ex gobernador de Quintana Roo, Félix González Canto, aún Senador y con récord por su ausencia en la tribuna y un bajo rendimiento legislativo, que hoy día ponen en evidencia que en seis años sólo se dedicó a proteger sus negocios y a dirigir a su sucesor Roberto Borge Angulo desde los sedimentos marinos, bajo la protección de su fuero y del escaparate de la Cámara Alta.
Al perder la gubernatura en el proceso electoral del 2016 con Mauricio Góngora, en el que se ungió como gobernador Carlos Joaquín González, y ante la postura del gobierno federal de aprehender a los gobernadores corruptos; el único político en Quintana Roo que ha gobernado dos administraciones, ipso facto facilitó información, se deslindó en las altas esferas nacionales, y negoció para entregar a Roberto Borge Angulo.
Félix González Canto en el pecado lleva la penitencia. Al intensificarse las investigaciones sobre la red política delincuencial en Quintana Roo, que se robó el erario estatal, que vendió a modo su territorio, y amasó grandes fortunas personales que van de Quintana Roo a Monterrey, y de Miami a Dubái; asomaron los fantasmas de Félix González Canto, como el autor intelectual de la gran corrupción.
Verbigracia el negocio del transporte aéreo, ese mismo en el que andan volando más de mil millones de pesos, la compra de un avión que no aparece, más lo que se acumule en la indagación. Y ahora resulta que el Senador Félix González Canto tiene más viajes en su haber con su familia (su esposa Narcedalia Martín y sus hijos Victoria y Lenin, tenían a su servicio un avión), que los del gobierno de Quintana Roo en la administración de su sucesor preso en Panamá y en proceso de extradición a México.
Gran tormenta se le avecina al ex gobernador priista que ahora intenta ubicarse en un escaño plurinominal de la Cámara Baja, para mantener el fuero constitucional; pero la voluntad presidencial ya no le favorece, quienes pueden ser los candidatos del PRI a la presidencia de la República al margen de la alianza que acuerden (léase Antonio Meade, Luis Videgaray, José Narro, Aurelio Nuño), no lo ven con buenos ojos.
Félix González Canto, más pronto que rápido tendrá que rendir cuentas a la justicia federal y estatal no sólo por el saqueo del erario de Quintana Roo, sino porque se le vincula con la delincuencia organizada y los hechos violentos que se han intensificado en la entidad en los últimos meses, así como con la campaña negra contra el gobierno del cambio por el “warning” de Estados Unidos contra Quintana Roo. Amén de que saldrá a flote el ante mare undae de los excesos de su pasado desde que era estudiante en Estados Unidos y Monterrey, durante su gestión como alcalde de Cozumel, y, por si fuera poco, cómo logro la gubernatura y poner a su sucesor. Esto de que se calienta, se calienta.
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