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7 mayo, 2024

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La simulación de Morena

El enfado del doctor José Luis Pech Várguez -quien se siente el mandamás de Morena en la entidad- contra los diputados de este partido, Silvia Vázquez Pech y Juan Ortiz Vallejo, por unirse al PAN-PRD en el Congreso, es un acto del más escandaloso cinismo que lo hunde a él y esta fuerza política ante la opinión pública.

El enfado del  doctor José Luis Pech Várguez  -quien se siente el mandamás de Morena en la entidad- contra los diputados de este partido, Silvia Vázquez Pech y Juan Ortiz Vallejo, por unirse al PAN-PRD en el Congreso, es un acto del más escandaloso cinismo que lo hunde a él y esta fuerza política ante la opinión pública.

Bien advirtió el ex gobernador Mario Villanueva Madrid que José Luis Pech no es auténtico y que sólo es una ficha más del PRI. El ex rector se defendió revolcándose de coraje, pero hoy él mismo se encargó de sacar a flote esa realidad: Su misión en el proceso electoral fue restarle votos al PRD para favorecer al PRI, tal y como seguramente lo hará Andrés Manuel López Obrador dentro de dos años.

El problema dentro de Morena es que Silvia Vázquez Pech y Juan Ortiz Vallejo actuaron de acuerdo a los principios dictados por este instituto político. Lo que nunca les advirtieron es que esto es de dientes para afuera, es decir, que  Morena es un partido que nació para la simulación, pues para muchos está claro que el Peje creó este partido para restar votos a la segunda fuerza en el país, a la que abanderó hace cuatro años, producto de su obsesión, de sus patologías vengativas.

Incluso en Quintana Roo, Morena ha sido descuidada,  negoció con el gobierno y éste eligió mal,  escogió a un candidato, digamos que “poco bueno” para este tipo de menesteres, y hoy queda al descubierto en un estado que en su momento se rindió al Peje como ningún otro.

Y este error, sin duda lo pagará muy caro el Peje dentro de dos años, cuando irremediablemente “buscará” la candidatura a la Presidencia.

Quisieron chamaquear y el tiro les salió por la culata.

Distanciamientos

Dicen los enterados que a estas alturas del partido empieza a darse un distanciamiento entre el presidente municipal electo, Remberto Estrada con el alcalde en funciones, Paul Carrillo, y todo por cuestiones de arrogancia ¿adivine usted de parte de quién?

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Pues no, no le atinó. Cuando la lógica dicta que el entrante es quien tendría que ser el que marque la pauta, el que diga cómo se harán las cosas desde ahora, resulta que no es así, y que es el saliente quien aún se siente muy popof, lo que empezó ya a desagradar a quien realmente es de alcurnia.

Esperemos que se trate de simples rumores al interior del ayuntamiento, y que la información emitida por el propio Remberto, en el que señala que 36 cónsules exigen seguridad ante la ola de violencia en Cancún, fue sólo un deliz –aunque no una mentira-.

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