El desarrollo del sida ésta plagado de significados que dan sentido a su existencia y a la relación de los sujetos y los grupos que coexisten con ella. Si bien el sida es la etapa terminal de una enfermedad infecciosa provocada por el VIH, también es un fenómeno sobre el cual recae la imaginación humana para interpretarlo de acuerdo a factores y procesos involucrados como el cuerpo, el miedo, la sexualidad, la muerte, mismos que también son significados por medio de la imaginación humana.
La infección por VIH y el desarrollo del SIDA a diferencia de muchos otros padecimientos, trascienden del ámbito de lo individual a lo privado al encadenarse con multiplicidad de consecuencias un fuerte impacto politico y económico para quien contrae la infección, como para los familiares que lo acompañan a lo largo del proceso de su infección y a quienes en muy raras ocasiones las hemos tomado en cuenta como sujetos de investigación de los que pudiéramos obtener datos importantes e indicadores sociales de cada uno de ellos con los que entenderíamos este binomio de afronte y confronte, entre quienes viven la propia infección y quienes lo acompañan.
Por ello la importancia de contar y conocer desde la base de este acompañamiento las reacciones y conductas que relacionan a cada uno de los familiares de quien vive con un diagnóstico temprano o tardío o de quienes desafortunadamente desarrollan sida, ya que coadyuvaría a que el rechazo posible que se llegara a desarrollar, propiciara un mejor entorno familiar menos hostil entre el afectado por un estigma prexistente propio del Virus y entre los imaginarios de quienes los rechazarían, ya que el VIH/ y el sida desde su aparición se han encontrado revestidos tanto a nivel social como individual, de una enorme carga de múltiples significados imaginarios y simbólicos que hacen que familias enteras se conviertan en terrenos abonados para el desarrollo de crisis con repercusiones negativas entre quienes viven la infección y la sociedad con la que cohabitan.
De aquí estimado amigo lector, considero que la imaginación la hemos siempre valorado como un motor creativo y legitimador de los significados y los sentidos culturales que tenemos cada uno de nosotros, y que a diferencia de otras enfermedades, el SIDA lo lo hemos relacionado con el ámbito de lo privado nuestro y no así con nuestra sexualidad construida socialmente donde no solo la hemos concebido como algo íntimo, algo propio y único nuestro, al grado de no permitir entre cualquiera. Creo entonces que alrededor de estos y otros elementos construidos somos nosotros los que seguimos tejiendo los significados del sida.
