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19 abril, 2024

Sin Categoría

No a los aplausos sin resultados

Veo muchas líneas en los medios de comunicación aplaudiendo la llegada de militares. Hay hasta quienes en un afán de lamehuevismo hasta felicitan a las autoridades locales por su “gran labor” en beneficio de la seguridad de las familias de Quintana Roo. Me caigo al mar.

Que llegan 600 militares…. Bravo… ¡ya nos salvamos!

Que vienen 100 federales más… No manches, ahora sí estamos en el primer mundo de la seguridad.

Que Remberto estuvo con Renato Sales… Órale ahora sí nos ganamos una silla a un costado del Padre.

Qué inmoralidad. Vergonzoso. Como dicen por ahí, da pena ajena.

No puede ser que la realidad quiera ser empañada por acciones de mostrador, y que no han llevado a ningún resultado.

No puede ser que se quiera vender espejitos a los ciudadanos. Está mal.

No nos podemos poner en favor de esta hoguera de vanidad.

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Esas acciones son simplemente las mínimas a las que están obligados. No hay que aplaudir. No hay nada que festejar. No mientras se tengan las calles de Cancún en un laberinto de incertidumbre. No mientras los delincuentes sean los que dominan un estado. No mientras nuestras corporaciones se mantengan penetradas por el miembro del narcotráfico. No mientras el empleado sea el taxista, el mesero, el policía, los ministerios públicos, el que vende los tragos, el inspector fiscal, los vendedores ambulantes, los guardias de seguridad, y el patrón sea el narcotraficante. No mientras los bares sigan repletos de menores de edad prostituyéndose. No mientras el gobierno tenga una venda en los ojos y tapones en los oídos, porque es más fácil no ver y no escuchar.

Esta sociedad está harta de simulaciones. La forma de gobernar debe de evolucionar y abandonar de una buena vez las acciones circenses y pasar a la materia. Lo que la sociedad demanda son golpes de timón.

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