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19 abril, 2024

Show!

A propósito del Tri

Este fin de semana entendí muchas cosas, público querido, dador de amor y cariño a su vez: me invitaron a ver el partido de México contra Estados Unidos en el Coloso de Santa Úrsula y miren lo que son las cosas, como debe de ser la vida: a lo largo de la vida de esta asquerosa persona que les escribe, me ha tocado de todo, desde sentarme en ese estadio hasta los palomares, ahí donde sientes que la gravedad te jala y a veces como que te hace falta el oxígeno.

Así que cuando mi concuño nos invitó al palco de su familia, la verdad sí me emocioné, porque nunca había estado presente en uno del Azteca.

Llegamos, pero como el de ellos tiene los lugares de estacionamiento afuera, pues te revisan las bolsas al entrar, así que tuve que vaciar en una botella de agua mineral una buena cantidad de ron blanco para pasarlo de contrabando y poder llevar un poco de alegría extra a aquel palco: lo logré y esto me ayudó un poco a superar la frustración de ese inmerecido, mediocre empate: nomás no la metían, no le dieron un balón al Chuky Lozano por lo que no pudo desequilibrar; El Chicharito simplemente no dio una, salió a caminar, a pasear; El Tecatito no jugó; se fue quezque porque tenía problemas familiares (hágame el fabrón cavor); mi Paco Memo tuvo la culpa en parte del gol de Estados Unidos, la otra parte fue del Chícharo que como quien dice esta vez solo nos hundió. Nunca metieron a Raúl Jiménez que evidentemente pasa por mucho mejor momento que El Chícharo.

De lo destacable, la madurez y lo bien que está jugando Diego Reyes la defensa central y por supuesto el gol de Vela; pero yo salí muy molesto porque el nivel de Estados Unidos en el futbol, de selección y de liga, aunque a huevo aquí insistimos en ensalzarlos. Lo que sí valió la pena fue el palquito del que les platico, con su baño, con su refri y muy bien ubicado; es otro mundo, la verdad: te echas tus chupes, gritas, te emocionas sin el riesgo de que te caigan botellas de agua de riñón; así que pensándolo bien, si la próxima vez no me invitan a palco, me voy a volver a ir al palomar, para enseñarle a mi niña a escupir. y que el que aviente el agua de riñón sea uno. He dicho.

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