“Amigo, quiero que vengas tú a acompañarme”. Estas fueron las palabras de mi adorada amiga desde hace muchos años, pues estudiamos juntos en el Centro de Educación Artística de Televisa (CEA).
Aracely Arámbula y yo, como ya les he platicado en otras entregas de Desde el Averno, somos amigos desde hace más de veinte años. El caso es que este fin de semana tuvo un evento a todas margaritas y me invitó para que la acompañase, y ¡a mi Arámbula, lo que pida! No toda la gente sabe que entre las múltiples gracias que tiene mi Ara es el ayudar a los demás de manera discreta, como debe de ser, y este era un evento especial. Para toda aquella gente que no lo sabe, mi Aracely tiene una fundación que se llama Angelitos Unidos Contra el Cáncer y, obviamente, se dedica a apoyar a niños con este terrible padecimiento.
El evento era para llevar a algunos niños a una convivencia a Acapulco y ahí darles la sorpresa de un nuevo donativo por parte del constructor del fraccionamiento donde fue el evento, y que ayudará de manera importante en los gastos de sus tratamientos médicos contra esta enfermedad. Así que, por supuesto, dije que sí.
Ahí me tienen llegando al puerto a primera hora, Aracely junto con Tere Ocampo, su excelente publirrelacionista, de manera atentísima me ofrecieron que su asistente pasaba por mí al aeropuerto y ahí me tienen en la puerta del mismo.
A los pocos minutos apareció el asistente en una enorme camioneta negra, subí mi maleta y en ese momento literalmente ¡explotó el pantalón que traía! Con todo el terror del mundo le dije al asistente: “Acaba de ocurrir una tragedia: traigo los huevos al aire, señor”. Le pedí que antes de llegar al hotel Mundo Imperial, donde amablemente nos recibieron y trataron como reyes, pasáramos al centro comercial que estaba de camino.
Total, que llegamos al Mundo Imperial y ahí mi Aracely se veía hermosa, como siempre, pero esta vez con el brillo extra en sus ojos, brillo que le da la felicidad de ayudar a los niños a través de esta fundación. Estaban varios niñitos con su familia y que están pasando por este trago amargo del cáncer, pero van saliendo adelante.
La verdad, a este emisario de las tinieblas que les escribe sí se le aflojó hasta la calaca; hubo momentos que se me escaparon las de cocodrilo, ¡qué gran labor, en verdad! Salió tan bien todo que hasta luego nos fuimos a festejar con mi Ara y hemos disfrutado como pocas veces. He dicho
