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26 abril, 2024

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Sergio Mayer, excelente esposo y padre

Sergio Mayer ¿fuiste muy estricto con Bárbara Mori cuando se casaron?

Antes era mucho más estricto con mis parejas. Cuando salí con Bárbara Mori ella tenía 18 años, vivía sola, la sentí desprotegida, me metí en cosas que no me correspondían; le mandé a arreglar un diente que tenía raro, le puse frenos, la metí a estudiar inglés, yo era su manager, era como su papá y su novio; no la dejaba fumar, no la dejaba que hablara de cierta manera, quería tener a la actriz y a la mujer perfecta. Me metí mucho y fue un error; nos divorciamos y me afectó porque para mí el matrimonio significaba estar juntos toda la vida. Yo quería que mi hijo estuviera con sus dos papás pero no se pudo; y no es el único niño que tiene padres divorciados, pero sí fue difícil.

¿Con Isabella, tu bella esposa, no eres así?

Mi esposa es una mujer hecha y derecha; estar con ella es lo más hermoso que me ha pasado. Cuando nos peleamos, nunca nos amenazamos: Si no te parece, me voy. Ese tema de: Si no te gusta, véte, ¡ni lo tocamos! Mi mujer es la más inteligente. Bárbara y yo nos fuimos solos los dos a llevar a Sergio cuando estudió en Estados Unidos y mi esposa me dijo: Qué padre que va ella. Isabella sabe que ella es lo más importante en mi vida.

¿A quién se quiere más, a la esposa o a los hijos?

Si amáramos a nuestras parejas como a nuestros hijos, con amor incondicional, no habría divorcios; si tu hijo te hace una grosería le pides un beso, si no te lo da no te ofendes, se lo pides de nuevo en media hora; y con tu pareja sí te ofendes.

¿Le pegaste alguna vez a Sergio, tu hijo?

Nunca le he pegado a Sergio, a la que le pegué y le di nalgadas es a Antonia, pero a Sergio nunca. A Antonia le di nalgadas porque hacía berrinches. Un día la metí en su cuarto, cerré la puerta y tenía a Antonia adentro llorando y a mi mujer afuera llorando pidiéndome: Déjame entrar y estar con ella. Y le dije: No, hasta que entienda. Hay amores que matan, das tanto que los echas a perder; pero a Sergio nunca le puse la mano encima, con una mirada me entendía. Es un hijo muy cariñoso; Sergio es mi hombre, mi mejor amigo, mi primogénito; Antonia fue mi bebé cinco años y Victoria no compite contra nadie; y si volviera a vivir, volvería a pedir a mis hijos con el sexo y la diferencia de edades que tienen, para darles tiempo y que se sientan amados.

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